A pesar de no haber recibido un rescate al completo (lo hemos dejado en una “módica” ayuda a nuestros bancos), resulta que en esto de la alegría nos superan rescatados de enjundia como Grecia, Irlanda o Portugal. Al menos así se desprende del último eurobarómetro donde un abrumador 99% de la población española asegura que la situación económica es mala. Parece que el pesimismo se aposenta en esta España aquejada de crisis y “raros” tejemanejes políticos.

De este modo, y atendiendo a ese barómetro, el 62% de la población sostiene que el paro todavía no se ha topado con su techo y que éste seguirá creciendo a pesar de la verborrea optimista que se gastan los mandamases del ramo. No en vano, la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, recientemente declaró que “España se encuentra en el camino de salida de la crisis”. “¿Se habrá equivocado de salida?”, parecen replicarle los ciudadanos que no confían en la capacidad de orientación del país (o sus dirigentes).

De hecho, el eurobarómetro prosigue deshilvanando desencantados dado que el 75% de los encuestados afirma desconfiar de la UE, pero desde luego esa falta de confianza se acentúa en el caso de los dirigentes patrios pues un 89% recela del Parlamento y un 91% no delegaría ni “el riego de las macetas” al Gobierno español.

¿Y qué tienen en la cabeza los españoles? Todo menos ecología (nadie cita el temido cambio climático) y la preocupación por el terrorismo (1%). En cambio, sus dolores de cabeza responden al nombre de paro (79% de los encuestados españoles) y la situación económica (50%). Resulta obvio que la preocupación por el desempleo es menor en el resto de Europa, dado que el total de desvelados por este tema se sitúa en un 51%, mientras que la crisis sólo perturba el sueño de un 33%. Al resto no se le aparecen estos fantasmas y duermen a pierna suelta.

Además, los españoles nos hemos convertido al “carpe diem” por obligación. Ya saben, la máxima latina que defiende vivir el momento y que parece que acatamos, puesto que el 54% de los españoles admite que le resulta imposible hacer planes de futuro y que, por lo tanto, vive al día (frente al 35% del resto de nuestros compadres europeos). A esto se agrega la incertidumbre del futuro, pues sólo un 23% cree saber los derroteros por los que le llevará la vida en los próximos meses, el resto navega a contracorriente de una crisis y sólo un 20% asegura saber qué le deparará el futuro dentro de dos años.

En definitiva, ese es más o menos el “atlas” emocional de los españoles tras el paso del huracán “crisis”. Quizás debamos dejarnos acunar por una canción de Antonio Flores titulada “Arriba los corazones”, aunque su efectividad no ha quedado contrastada dado que su artífice fue incapaz de levantarlo tras el fallecimiento de su madre y acabó sucumbiendo al pesimismo.
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