El contar historias que inspiren e interesen a las personas es todo un arte que si se aplica al marketing se transforma en una mina de oportunidades. Hoy te vendemos una historia, hoy déjate atrapar por el storytelling.

Cuando éramos pequeños nuestros días eran una sucesión de historias, las veíamos en nuestros libros, se las pedíamos a nuestros padres o, simplemente, nos las inventábamos nosotros mismos. El que nos enganchen con un buen relato es un anhelo que aún tenemos y que aprovechan los publicistas para vendernos su marca, su historia y nosotros, que tenemos unas apetencias tan infantiles como siempre, nos dejamos encandilar. Hablemos del storytelling.

A día de hoy, el storytelling, es decir, el uso de las técnicas narrativas para la creación de relatos, es una herramienta que debe aparecer a la hora de crear una buena campaña publicitaria. Es cierto que la publicidad siempre nos ha intentando vender algún tipo de historia que nos atrajese hacia la adquisición de sus productos, pero muchas de estas crónicas resultaban forzadas y aburridas, además de terriblemente simples, lo que las condenaba al olvido inmediato. El problema que estas narraciones tenían resulta hoy tan fácil de definir, como difícil fue de encontrar, y es que las empresas, con sus anuncios, trataban de vendernos sus productos y las múltiples ventajas que estos tenían. Esto puede parecer lo lógico, ya que el objetivo principal de la publicidad es ese, el vendernos algo, pero lo cierto es que las personas no quieren verse saturadas de información sobre productos, lo que quieren es escuchar a otros, sentirse identificados y de alguna forma crear un vínculo. Por ello, hoy, un buen storytelling no gira en torno a un producto, sino alrededor de personas o, en su defecto, sobre la humanización de dichos artículos.

Un buen storytelling se vende solo

Sería imposible determinar el momento exacto en que el ser humano empezó a contar historias, ya que mucho antes que estas empezasen a tomar forma escrita, se difundieron vía oral. Los sabios en las poblaciones más primitivas o los esclavos en las civilizaciones antiguas, eran los encargados de transmitir a sus oyentes la narración de su vida y la de otros, conocidos o no, que habían llegado a sus oídos desde los lugares más lejanos y que recopilaban tanto las fantasías más irreales como los sucesos más cotidianos. Estos primeros contadores de cuentos no buscaban más que entretener a su público y es eso lo que les hacía tan populares. Sin embargo, el emplear hoy el storytelling como herramienta de marketing conlleva un pequeño escollo, pues el objetivo principal no es ya el de entretener, sino el de vender y con ese cambio de finalidad aparecen las molestas reticencias.

A la hora de crear tu campaña publicitaria siempre partes de la idea de que el público va a ser suspicaz y receloso puesto que tú, publicista malo, quieres venderle sólo las cosas buenas de tu producto. El problema es que el con el uso del storytelling, la desconfianza aumenta, debido a que es mayor la sensación de estar siendo embaucados. Un claro ejemplo de que tus potenciales clientes están pensando que “estás vendiéndole la moto” es si tras la visualización de tu anuncio lo primero que se les pasa por la cabeza es qué tiene que ver toda esa película con el producto a vender. Es cierto que las buenas historias atraen al público, pero el uso indiscriminado del storytelling sin ningún tipo de sentido puede ocasionarte problemas, ya que puede producirse el conocido como “efecto vampiro”, es decir, el público puede acordarse de principio a fin del anuncio o de la frase clave de este, pero no del producto que se está anunciando.

Un claro ejemplo de esto es la todavía recordada publicidad de “Hola, soy Edu. ¡Feliz Navidad!”. Pocas personas de las que vivieron esa época serán las que no recuerden esa frase que el pequeño Edu repetía una y otra vez. Sin embargo, no tantas recordarán que Edu lo que estaba promocionando es a la ya desaparecida Airtel, marca de telefonía que pese a dar uno de los anuncios más recordados, terminó su andadura comercial en 2001.

Otro ejemplo más reciente que utilizaba un storytelling que además invitaba a la participación lo encontramos en el verano de 2014, cuando el reto del Ice Bucket Challenge recorrió el mundo. Esta campaña publicitaria trataba de hacer participes a todas las personas de lo que sentían los enfermos de Esclerosis Lateral Amiotrófica y por eso instaba a la gente a que se lanzase un cubo con hielo, como paso previo a hacer una donación. Este reto fue realizado por múltiples famosos que no sólo se lanzaban ellos mismos el cubo, sino que recordaban la causa por la que lo hacían. Las recaudaciones no fueron del todo malas, pero lo cierto es que muchas personas lo único que hacían era tirarse el cubo helado de agua como si fuese un juego colectivo y no una causa benéfica.

Historias por todos recordadas

A la hora de utilizar el storytelling en el mundo del marketing nuestro trabajo no varía mucho del que realizan los creativos de películas infantiles, ya que como ocurre con las películas de animación, la explotación de las emociones más simples, es lo que mejor funciona. Las personas tratan de emocionarse, de sentir algo en todo momento y esto se puede lograr también en el mundo publicitario. Por ejemplo, la marca de alimentación Campofrío, lleva unos años valiéndose de los sentimientos que las Navidades provoca en la gente para crear un anuncio que apela a la unión en los buenos y malos momentos, creando historias en principio tristes, pero esperanzadoras, ya que el storytelling que realizan insta a la cohesión, lo que muchas personas tratan de encontrar y los políticos tratan de vender.

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CAMPOFRÍO "Hazte Extranjero" from

A este respecto, si hay un sentimiento que aparece en todas y cada una de las películas, no  sólo en las de animación, es el amor. Por ello, la publicidad no iba a ser menos y todas aquellos storytelling que se basan en una historia de amor, ya sea esta más o menos creíble o ñoña, funcionan de una forma espectacular entre el público. Por ejemplo, la marca deportiva Nike creó un anuncio en el que una pareja, usando el equipamiento de su marca, claro, salía a hacer footing cantando una cancioncilla un tanto pegadiza que hablaba de lo lejos que se encontraban el uno del otro, pese a que esto no resultaba ningún problema real pues, como hemos dicho, iban equipados con ropa Nike. Tras pasar varios días corriendo y esquivando todo tipo de obstáculos en el transcurso, la pareja conseguía, por fin, encontrarse.

Otra de las formas de storytelling que mejor funcionan y que siguen sin alejarnos de este mundo de películas típicamente Disney, es la que emplea el uso del bien y el mal, personificado en un héroe y los problemas a los que se enfrenta, sin perder su bondad. Por ejemplo, en Thailandia se creó un anuncio institucional en el que se ve el día a día de un hombre que da todo lo que tiene a otros, lo que a muchas personas que le observan le parece una locura, pues lo hace sin ningún tipo de medida, pero que termina teniendo resultados tan potentes en una historia como el conseguir que una niña pueda asistir a la escuela. El anuncio tiene todo tipo de elementos melodramáticos, pero lo cierto es que no puedes evitar emocionarte con la historia de este héroe cotidiano.

El humor marca España

Pese a que apelar a los sentimientos más básicos siempre funciona, el storytelling que más éxito tiene entre los españoles es aquel que trata de que nos riamos y en eso la marca Mixta destaca sobre todos. Hace unos años, esta marca de bebidas creo toda una campaña en torno a un pato, el pato Willix, que sin saber muy bien cómo, terminó trabajando para Internet, pues afirmó que podía llegar a conseguir un millón de visitas en YouTube.

El propio pato reiteraba en los vídeos que se le había “calentado la boca” al afirmar que podía conseguir tantas visitas cuando realmente sólo conocía a 3 personas, pero lo hacía con tal gracia que sus originales videos pidiendo ayuda, pues quería volver a casa con su mujer e hijos, se volvieron rápidamente virales y no tardó en conseguir la cifra apostada. Y es que, al fin y al cabo, no todos los días se puede ver a un pato con patillas, ¿verdad?

Déjate enganchar con una buena historia

Como hemos visto, las buenas historias, aquellas que apelan a nuestros sentimientos, que nos hacen reír o llorar, son una buenísima vía para atraer al público. El correcto uso del storytelling nos transporta a nuestra infancia y eso nos permite disfrutar con los relatos más variados, lo que termina provocando que queramos formar parte de esos sentimientos que nos interesemos por esa marca que nos entiende, se identifica con nosotros y trata de hacernos sentir como se sienten esas personas del anuncio. Por ello, te animamos a que en tus campañas publicitarias utilices el storytelling y, como estos niños argentinos, dejes volar tu imaginación.

Imagen storytelling cortesía de Shutterstock