Hasta hace unos años, la Fundación de Español Urgente (Fundéu) sólo velaba por el correcto uso del castellano en los medios de comunicación y, con este propósito, anualmente publicaba su famoso Manual de Español Urgente (MEU) donde se recogían algunas de las más viles afrentas contra el castellano perpetradas por los periodistas. Sin embargo, desde hace un tiempo, a la Fundéu le ha salido otro frente y éste es mucho más vasto e insumiso que las redacciones de los medios de comunicación: Internet.

No en vano, la Fundéu batalla contra palabrejas como roaming (itinerancia), crowfunding (financiación colectiva), trata adicciones varias como socialholic y workholic (adicto al trabajo), y como última novedad, remoza términos como WhatsApp, para recomendarnos wasap y wasapeos.

Desde luego, la Fundéu es todo un Quijote arremetiendo contra molinos de viento, pues la tarea de limpiar el castellano de colonos o castellanizar estas invasiones es ardua y casi utópica, pero alguien tiene que hacerlo, ¿verdad? De lo contrario, corremos el riesgo de acabar deforestando nuestros bosques de léxico e instaurando flora y fauna invasora difíciles de reconocer entre su comunidad de hablantes.

 

Además, resulta obvio que el término “computación en la nube” queda menos marciano que “cloud computing” para un no iniciado, pero quizás, con esta última recomendación acerca de WhatsApp, la Fundéu se haya metido en un barrizal, porque, siguiendo su lógica, ¿por qué no skypear (mensajes por Skype) o linear (Line, la fiera competencia de WhatsApp)? Ya metidos en faena castellanizadora resultaría lógico, ¿no?

Lo cierto es que Internet y las nuevas tecnologías constituyen una familia con una natalidad desatada, pues no cesan de llegar nuevas aplicaciones, redes sociales, tendencias e ingenios mercadotécnicos cuya traducción castellana se vuelve una lucha contra los elementos.

Por lo tanto, la Fundéu, que ya evangelizó en su día por reemplazar los twets por los tuits, y los content curator por responsables de contenidos (sorteando los peligros de un “curador de contenidos” que sólo los muy iniciados saben qué diantres es nada más escuchar la palabreja), ahora la emprende con WhatsApp; una aplicación que se ha apoderado de nuestras comunicaciones diarias.

Resulta innegable que los responsables de la Fundéu rebosan sensatez lingüística en cada una de sus recomendaciones y, desde luego, la Fundéu se presta a escuchar (por supuesto) las opiniones de sus seguidores (su cuenta de Twitter sobrepasa los 160.000). Pero quizás esta última idea cosecha más que retuits, críticas, pues no sabemos por qué han decidido “wasapearnos” con semejante castellanización.
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