Seguro que dentro del mundillo del marketing digital has oído a alguien decir más de una vez y más de dos que es todo un growth hacker o que es coach de Growth Hacking, pero… ¿qué significa exactamente?

Aunque no lo escucharás tanto como en Estados Unidos, el término de Growth Hacking se menciona cada vez más en el escenario del inbound marketing. Y su origen es, cuanto menos, curioso. Sean Allis lo creó sin querer y sin imaginarse el uso que se le iba a dar en un artículo de su propio blog titulado Find a Growth Hacker for Your Startup, que publicó en 2010, pero realmente fue Andrew Chen quien viralizó esto del Growth Hacking en un artículo que tituló Growth Hacker is the new VP Marketing, donde le da una definición a esto del Growth Hacking.

Pero, entonces, ¿qué diablos es esto del Growth Hacking? Pues ni más ni menos que una forma diferente de ver el mercado. El Growth Hacking se basa en hacer crecer una empresa con el mínimo gasto de recursos posibles. Por ello, está más orientado a las start-ups, y las herramientas idóneas para llevar a cabo una estrategia bajo este nuevo enfoque se encuentran online, y no offline.

¿Y cómo conseguir tanto crecimiento con la idea principal de utilizar los mínimos recursos posibles? Con creatividad. El Growth Hacking es un híbrido entre lo analítico y lo creativo, por lo que se basa en analizar el producto para averiguar cómo generarle un crecimiento utilizando acciones y canales orientados al impacto y la viralidad. Por esto es por lo que el Growth Hacking es algo tan recurrido en las start-ups, porque son empresas pequeñas que están comenzando y no tienen los recursos suficientes para invertir en costosas campañas de marketing.

El perfil del growth hacker

El growth hacker es un perfil cada vez más demandado en las start-ups precisamente por lo que hemos citado anteriormente, hasta tal punto que hay quienes lo piden directamente: “buscamos growth hacker”. ¿Y qué características reúne un growth hacker? ¡A lo mejor eres uno o una y no lo sabías hasta ahora!

El growth hacker posee dos cualidades principales: es analítico y es creativo. Es preciso que el growth hacker sea capaz de analizar las acciones que lleva a cabo la empresa y saber distinguir por qué unas funcionan y otras no. También debe ser capaz de analizar todo aquello que se le ponga delante para poder escoger la técnica que mejor se adapte al producto o servicio que queremos viralizar y así poder alcanzar el éxito con una idea o descartarla si capta que no está funcionando adecuadamente, pues también es consciente de lo valioso que es el tiempo invertido.

Del mismo modo, a la vez que realiza estos análisis, maquina en su mente fórmulas e ideas creativas que hagan crecer al producto o servicio y, además, al negocio. El growth hacker debe ver el mercado de una forma diferente a cómo lo ven los demás para poder destacar por encima de todos ellos. Al fin y al cabo, si la empresa no tiene dinero suficiente para una campaña de marketing, hay que sacarse una incluso de debajo de las piedras.

Pero un growth hacker no sólo deber ser analítico y creativo. También es clave que sea extremadamente curioso, que no se encierre en una técnica porque funciona o que no se atreva a explorar más allá. Un buen growth hacker siempre tiene sed de conocimiento, anhela aprender algo nuevo cada día y correr riesgos. No se ancla en una zona de confort, sino que es capaz de ofrecer, incluso, soluciones disparatadas.

Por último, un buen growth hacker es un todoterreno, una de esas personas que no es experta en algo y no sabe de nada más, sino que sabe un poco de todo para poder desenvolverse en cualquier campo.

3 ejemplos de Growth Hacking

Como todo se entiende mejor con ejemplos, ¿por qué no mencionar algunas muestras notables de Growth Hacking dignas de imitar?

  • Spotify, o el modelo freemium: Una técnica de Growth Hacking muy utilizada es el modelo freemium versus el modelo premium. El primero modelo se basa en captar clientes ofreciéndoles un servicio gratuito con la calidad suficiente como para que se interesen pero también con ciertas limitaciones que no existirían en la versión premium del servicio. Un buen ejemplo es Spotify, cuyo modelo freemium permite escuchar música con anuncios insertados y en el caso de escucharla fuera de casa, tiene ciertas barreras que pueden evitarse en su modelo premium.
  • Dropbox, o el uso de referidos: El invitar a amigos y conocidos a utilizar una aplicación para conseguir algo a cambio es otra técnica muy utilizada en el Growth Hacking, y Dropbox supo cómo aprovecharla al máximo. Dropbox necesitaba que sus usuarios aumentasen en número en el menor tiempo posible. ¿Qué se les ocurrió para conseguirlo? Ofrecer más espacio de almacenamiento de forma gratuita a aquellos que invitasen a sus amigos a registrarse en la plataforma. ¿Resultado? Pasar de 100.000 usuarios a cuatro millones en poco más de un año.
  • Concursos y sorteos a base de likes: Muchas marcas realizan constantemente sorteos y concursos de todo tipo, pero en las redes sociales se ha hecho muy famoso el típico sorteo en el que, para conseguir el premio, tienes que seguir en Twitter y/o en Facebook a la empresa que lo organiza para poder optar a él. Incluso hay quienes organizan sorteos cuyas bases incluyen invitar a amigos a darle a like a la página o publicar tu participación en tu muro. Muchas personas, una vez terminado el concurso, se olvidan de que siguen a esa página y ahí se queda la marca, apareciendo de vez en cuando en su feed y pudiendo presumir de un número envidiable de usuarios.

Como puedes comprobar, el Growth Hacking es algo que se practica muy a menudo y sin saberlo, así que a lo mejor tú también encajas a la perfección en el perfil del buen growth hacker y no lo sabías hasta este momento. ¡Otra aptitud más que añadir a tu CV!

Imagen cortesía de Pixabay.