El f-commerce sigue generando desconfianza

El año pasado, la red de redes: Facebook, se apuntó al carro del comercio electrónico, cada vez más en auge, implementando su propio "hipermercado virtual". Básicamente, se trataba de permitir a las empresas no únicamente colgar su perfil corporativo y de marca, sino también adquirir cualquier producto o servicio. Como apuntaba  Ana Durá en un artículo para este blog  en septiembre de 2011, «plantar una tienda en al red social de Zuckerberg es lo más parecido a adquirir un local en la milla de oro de un país llamado Facebook». Había nacido el comercio electrónico en Facebook, conocido como f-commerce.

El problema es que, como dice el dicho, no siempre es oro todo lo que reluce y lo cierto es que los consumidores pronto demostraron, con la tozudez y objetividad de los hechos y los datos que una cosa es darle a "me gusta" en el perfil de una empresa pero otra muy distinta proporcionar los números de la tarjeta de crédito para comprar en Facebook.

El artículo anteriormente citado ofrecía también datos relativos a Gran Bretaña del Social Media Influence, donde se constataba que un 89% de los internautas británicos todavía no había adquirido nada en Facebook y, para más inri, un 44% no tenía ninguna intención de hacerlo. Los datos de transacciones realizadas no resultaban nada halagüeños y el desinterés se empezó a aposentar en las marcas, como demuestra el hecho que, a finales del 2011, solo un 8% de ellas permitían las compras on line en Facebook.

¿Cuales han sido los motivos de este lento despegue del f-commerce?. Pues básicamente los siguientes:

- Desconfianza de los usuarios a la hora de dar los datos bancarios o de la tarjeta de crédito, motivados en gran medida por los constantes cambios en la política de privacidad de la red.

- No se ha logrado una integración adecuada entre la tienda on line y la red social.

- Aplicaciones de Facebook lentas en comparación con los procesos de las tiendas punteras en e-Commerce.

- Escasa variedad de productos y servicios.

Actualmente, casi en el ecuador del 2012 y con varios meses más de funcionamiento del f-commerce, lo cierto es que la situación no ha variado en demasía: las ventas a través de Facebook no logran superar el calificativo de muy discretas.

¿Quiere esto decir que podemos considerar un fracaso el proyecto del f-commerce? Pues la verdad es que no debemos ser tan extremistas. Por un lado, porque existen casos de éxito como las ventas de billetes de la compañía Delta Airlines norteamericana o el espectacular aumento de ventas en los últimos meses (un 29,1%) de la marca Burberry.

Además, el talentoso grupo de Mark Zuckerberg ya se ha puesto las pilas y, por lo que parece, muy pronto verán la luz nuevos servicios diseñados específicamente para relanzar el f-commerce: páginas destinadas a las empresas que permitirán crear sitios independientes dentro de la red y un sistema de pago mediante la moneda oficial de Facebook: los "Facebook Credits". También se está trabajando en intensificar las posibilidades de contacto social en las ventas, apostar por la inmediatez en las transacciones y fomentar una oferta mucho más personalizada y exclusiva.
No es descartable que en unos meses se empiecen a notar los cambios con un aumento significativo en la actividad del f-commerce.